La añada 2004 será recordada en la historia de Dom Pérignon por su riqueza y su generosidad. En contraste con el año precedente, el desarrollo de la viña fue regular y progresó sin incidentes, dando lugar a racimos notables en número y tamaño. Si bien el clima se mantuvo moderado durante un largo periodo, incluso con temperaturas más bien frescas en el mes de agosto, fue el calor seco de las semanas previas a la cosecha el que determinó la añada. La cosecha comenzó el 24 de septiembre; las uvas demostraron una extraordinaria madurez y salud.
EN NARIZ En nariz, el vino está lleno de vida; la almendra y el cacao en polvo se mezclan progresivamente con las frutas blancas y las flores secas. Las notas clásicas de la torrefacción terminan por completar el conjunto firmando una hermosa madurez.
EN EL PALADAR En boca, el vino se sitúa en el filo de una forma instantánea y sorprendente, oscilando entre la densidad y una ligereza casi ingrávida. La precisión es extrema, táctil, sombría y sin asperezas. El conjunto persiste con una clase sublime sobre una nota de savia, especiada.