El Grand Cru Montrachet, el más famoso, debe su fama a una concentración casi increíble de las virtudes del Borgoña blanco. Posee más aroma, un dorado más brillante, sabor más prolongado, más suculencia y una definición más acusada; todo en él está intensificado convirtiendolo en la marca de un auténtico gran vino. Los factores que confieren a este viñedo una neta superioridad con su exposición perfecta al este muy soleada permite, al fruto alcanzar una madurez excepcional, con un ángulo que asegura que los rayos de sol calienten las hileras de cepas hasta las nueve, en las noches estivales.
El viñedo está situado sobre una pequeña colina en la que el suelo es pobre y pedregoso, como resultado de una inesperada franja de terreno muy calizo, que se adapta perfectamente a la vino.
Es cierto que algunos de los Grands Crus circundantes se le parecen, pero rara vez llegan a superarlo.
El Montrachet tiene una superficie de 8 Hectáreas y produce entre 1000 y 2000 cajas por año, cosecha que no puede jamás satisfacer a sus numerosos amantes.
